Pensionado Casa Josefina

Ubicado en la calle Azcuénaga 1266, del barrio porteño de la Recoleta, abre sus puertas el 8 de junio de 1920. Puesta esta obra bajo la protección de San José, se le dio el nombre de ‘Casa Josefina’ como lo conserva hoy en día. Se estableció, para solventarse, un pequeño pensionado de señoras y jóvenes estudiantes del interior, sin faltar un grupo de niñas pobres. 

“Hacemos memoria del tiempo transcurrido en que llegaron las hijas de la Madre Camila, mujer criolla, de espíritu incansable, peregrina de lo imposible, a fundar una casa, con el fin de recibir y hospedar a las Hermanas de la Congregación que por diferentes motivos llegaban a la Capital para realizar sus diligencias” (HPBSJ).

Hoy día, se conserva como un pensionado para señoras autoválidas y jóvenes universitarias que busquen un lugar al que puedan llamar hogar, sabiéndose parte de una comunidad. Tiene por misión el deseo de crear un ambiente donde cada persona se sepa acogida, protegida y amada, así como San José hizo con su familia. “Que vuestro hogar sea un verdadero reflejo de la humilde casita de Nazaret en el muto amor” (M.C.). 

El Pensionado cuenta con servicio de portería que permite que las personas estén en un ambiente seguro y tranquilo. Se busca promover y facilitar las visitas a cada Pensionista, recordando siempre la importancia que la familia tiene, pues no somos seres individuales, sino que somos seres sociales y necesitamos de los demás en toda etapa de nuestra vida.  

A lo largo de los años, el establecimiento se fue agrandando y ahora cuenta con habitaciones individuales que están divididas en siete sectores, salas de estar y kitchenettes en los distintos sectores. 

Casa Josefina tiene la gracia de tener el Santísimo Sacramento presente en la Capilla. Los Sacerdotes de la Parroquia del Santísimo Redentor celebran Misa diaria de lunes a sábado y está disponible para todos los que de ella deseen participar. 

Deseamos poner en práctica las palabras del Papa Francisco, que el Señor “nos dé siempre la vista para descubrir qué significa ser miembros de la familia humana”, para que esta mirada “pueda traducirse en acciones concretas de compasión y respeto para cada persona y de cuidado y custodia para nuestra casa común.”